jueves, 30 de octubre de 2008

Cumpleaños 2008

Hoy estoy de cumpleaños, así que me tomaré la jornada con relajo y trabajaré sólo un par de horas.
Sólo quería comentar una trivialidad, y es que anoche en el insomnio cumpleañero (andaba con ansiedad por todo este asunto de las metas sin lograr y a las 5 AM no había dormido nada) me tomé unos minutos para leer el primer capítulo de Bakuman. No es mucho, después de todo no he tenido tiempo y recién ahora acabo de leer el segundo, pero creo que vale la pena comentar que de verdad este autor es un genio a la hora de narrar, hay mucho que aprender de él. Creo que podría contar la historia de dos niños jugando a las bolitas y aún así lo haría parecer emocionante.
Una historia sobre un trío de niños definiendo su carrera profesional no es algo que pudiera parecer atractivo, pero por alguna razón lo es, y no necesita de los clichés del sexo, el humor burdo o la violencia, cosas que no son malas, pero sabemos que son muy fáciles de vender. El valor de este manga está en su narrativa y su principal atractivo en la temática: tres jóvenes que quieren ser artistas (uno actor de doblaje, otro ilustrador de historietas y el otro escritor para el mismo medio).
El manga en cuestión me gustó muchísimo, así que ahora leí el segundo capítulo y tendré que esperar unas horas para leer el tercero, pues ahora necesito ocuparme en poco en producir, y ahí está el asunto, precisamente...
Puede parecer una pendejada, lo reconozco, pero este cómic* me resultó tremendamente inspirador. Lejos de quitarme el sueño, me dejó más inquieto todavía. Yo no tengo 14 años -a partir de hoy tengo 18 años más que eso-, pero al leer este cómic me han dado unas ganas tremendas de ganarle a la esta vida infructífera que a veces parece que llevo y quiero concentrarme en hacer lo que realmente quiero hacer.
Hay que definir estrategias en el uso del tiempo, tareas específicas para cumplir nuestras metas y consolidar las bases de nuestro propio éxito o seremos esclavos de las circunstancias por siempre, por siempre dependiendo de los caprichos de un cliente (o de un jefe, algunos) que no nos valorará más que a cualquier otro que pueda cobrarle un poco menos, y que encima siempre llevará la gloria de todos nuestros aciertos y la recompensa por nuestro trabajo.
Ya tenía 20 años cuando me propuse que sería ilustrador, hubo quien lo puso en duda pero no me dejé amilanar. Quizá no sea el mejor, pero lo logré e incluso he logrado destacarme, aunque no tanto como me hubiese gustado.
Tiempo después, me propuse que sería dibujante de cómics, y hasta ahora ya se han publicado dos novelas gráficas dibujadas por mí (pero en ninguna gocé del debido crédito) y varios trabajos pequeños en diversas publicaciones norteamericanas.
Ahora quiero hacer mi propia historieta y lograr grandes retribuciones (económicas, sociales y morales), meta mucho más complicada que las anteriores por incluir más aspectos y por contar con mucho menos tiempo para lograrlo. Necesito organizarme, a mí y a mi equipo, y desde ahora no dejaré pasar un sólo día sin dedicar al menos media hora diaria a pensar y producir este proyecto que espero se convierta en mi principal fuente de ingresos en menos de dos años. No tengo opción, ¡Tengo que lograrlo!
Me despido esperando que la inspiración no se nos vaya al traste ni a mis amigos que me ayudarán a conseguir esta meta ni tampoco a mí, y esperando que de verdad sea capaz de jugarme el todo por el todo y mantener mis esfuerzos por convertirnos en un gran autor.
Mientras me sigo inspirando con Bakuman he conseguido creer más en el concepto de “mangaka”, pues aunque no necesariamente dibuje en estilo manga o publique mi trabajo en Japón, creo que la palabra Mangaka se aplica mucho mejor que otras a lo que estoy tratando de hacer, pues conlleva mucha un mayor nivel de participación y responsabilidad en el camino hacia el éxito artístico y comercial que el sólo ser dibujante o escritor de cómics en el estándar americano como lo he estado haciendo hasta ahora.

Con grandes deseos de éxito, me despido hasta una próxima entrega en quizá muchos meses más, sin embargo no dejen de visitar mi blog de Invasor Studio, mi galería de Deviantart y Digilicious, los tres lugares donde aporto con interesantes posts sobre ilustración y cómics.
Chamán.

* He usado indistintamente el término cómic y manga para referirme al manga. Sé que esto le molesta a muchos fans del manga, basados en la idea de que el manga es un medio distinto de la historieta tradicional. Bueno, la verdad es que esto puede resultar aún más molesto para ellos, pero a mi entender es lógico que un medio tenga características diferentes en los distintos lugares donde se desarrolla y que una forma artística recibirá la herencia de sus predecesoras en determinada área geográfica-cultural, pero eso no lo convierte en un medio distinto a menos que una evolución totalmente aislada termine convirtiéndolo en algo absolutamente diferente, y no es el caso, pues con todas sus diferencias, el manga continúa siendo una secuencia de ilustraciones y otros íconos dispuestos en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información u obtener una respuesta estética de parte del lector, es decir, un cómic (Según la definición de Scott McLoud), y no sólo eso, sino que incluso se mantiene el formato tradicional de la utilización de viñetas rectangulares contenedoras de la información figurativa acompañado de la utilización estandarizada de otros recursos como las onomatopeyas y los bocadillos para los diálogos. Por supuesto que el manga hace uso de recursos que el cómic norteamericano no utiliza y viceversa, así como muy seguramente lo hacen la novela, la radio y la televisión, pero no por ello dejan de ser novela, radio y televisión. El manga, como mucho, es una manera de hacer cómics, y por consiguiente no es inapropiado decir que el manga es un estilo de narrar y no un medio por sí mismo.